Tu recuerdo
siempre me lleva
a un cementerio
al verte caminar noto
que tu espalda se rompe
de tantas alabanzas
ya ni tus piernas te salvan
pedazo a pedazo
te descompones.
Tu risa
que pudo ser ligera
hasta grandiosa
se te ha quedado grabada
como una mueca
pareces tener
una perenne máscara
veneciana
de esas
que se compran en
las tiendas de baratijas.
Tu olor
a jabones ingleses
ya no lo recuerdo.
A veces me pregunto si desde entonces
ya habías decidido
terminar con tus días.
Si esas noches de
confesiones y búsquedaseran sólo el principio del fin.
Manuel A. López
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