(Obra de Salvador Dalí) |
Al fin, una respuesta
Me he pasado siglos buscando respuestas
a estos mood swings
malestares que de tiempo en tiempo
aparecen sin piedad
como por arte de magia
y logran hacer daños tan destructivos
como cualquier Andrew o Katrina.
En medio de una pubertad confusa
coleccionaba recortes de Madonna
y fotos antiguas de otra rubia…
la legendaria Marilyn.
Dormía envuelto en afiches
que desde la pared revisaban
cada confesión escrita.
Inventaba personajes casi a diario
realidad-versus-fantasía
Escapaba con extraños
que aparecían y a la vez desaparecían
como una liebre en el sombrero
del mago de turno.
Sobreviví los ochenta y el sida
los primeros amores
el eco de tanta aventura
la obesidad de los noventa
y cada NO que azotaba.
Escapé a lugares
sin maletas solo con fantasmas.
Cada empezar de cero
traía remedios temporales
una curita para la herida del momento.
Escribía sin frenos:
en libretas
cajas de fósforos
en las revistas robadas
de oficinas médicas
donde nunca encontraron
remedios a mi dolor.
Todavía no entendía los sueños
sentía las cuentas blancas
de collares que daban vueltas
en mis tobillos…fríos de miedo.
Debo confesar que he pasado siglos
sin entender
a veces provocando atentados
yo siempre contra mi mismo
además de cada espiga de trigo
alzándose en mi contra.
Para diluir los días
enmascarando mi verdadero fin
me he vestido de arcoíris
navegado mares
abierto y cerrado moradas pasajeras.
Hasta una madrugada
cuando sentí un dolor profundo
un hueco que se abría en el pecho
estruendos de dinamita
luces de planetas desconocidos
para llevarme al principio y al final
de mis días…
El silbido de pájaros en la ventana
que anunciaban el llamado de la poesía.
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