Una de las imágenes que con mayor fuerza ha cautivado mi imaginación, es aquella robada a Margarite Yourcenar en uno de sus ensayos sobre la experiencia amatoria. Allí establece la escritora, con simulado descuido, que los líquidos del amor son sangre, pero sangre blanca... dinamitada así toda referencia histórica y cognitiva, el resto de su texto iluminado regresa una y otra vez a su bautizo y habla de la "sangre blanca del amor", como si tal cosa, con esa enorme capacidad para fundar que tienen los genios...
Anoche recibimos el libro de poemas Yo, el arquero (Editorial Velámenes, 2011) de Manuel A. López (Manny) y esta tarde, harta de lenguaje académico y cientos de ensayos que hablan de lo mismo y que serán siempre leídos por disciplina y nunca por pasión, me he invitado a este primer libro de López, con el temblor (debo confesar) con que se lee a los amigos. Miedo agigantado si ese amigo es además ducho en otras artes (digamos la de ser el promotor cultural más ambicioso y generoso que la ciudad de Miami nunca conoció). Pero allí me fui y con la manos mojadas de sangre blanca, he llegado hasta acá, para invitar a Manny (el primero de esta serie de reseñas que hoy inicio) a un paseo en la parrilla de mi bicicleta.....
(el resto lo pueden leer en http://labicicletaroja.blogspot.com/
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