La poeta ausente
Su velo translúcido
flotaba,
saludaba y despedía algarabías
cual bufanda de
Isadora,
ahorcando flaquezas
paralelas,
como si el sufrimiento no derivase en
depuración total.
¿Qué tiene esta tarde de lluvia tan
alegre
en que toda compañía comienza por la que
ahora parte,
sola,
igual que lo harán las
otras?
Hay ángeles que no son
míos,
mas resguardo su existencia en
sonrisas tan sinceras,
que las
falsas no soslayan su sentencia
a ineludibles
travesías.
Y así trotamos,
chocamos
y volvemos a toparnos con lo que
tanto conocimos,
para que en todas las esquinas la
pureza comparezca
sin
peligro.
No, no hay feria sin vanidades ni
mentiras,
pero en esta, las largas cicatrices
que sanaron
2 comments:
Me gusta mucho, Irene. Dios mediante, estaré el viernes en la presentación de tu libro. Teresa-
Gracias a los dos. Este poema, que Manny ha ilustrado con tanto amor,
nació un día frente a él, el día de la muerte de su poeta cómplice. Se lo debía.
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