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Welcome to my blog! Sometimes, I write in Spanish, others in English, but basically this is my daily diary of sorts. Los invito a mi blog, que es como un diário de mis eventos y escritos que a veces son en español, y a veces en inglés...

Saturday, March 13, 2010

La poesía: esa patria común por Pedro Alberto Assef


La poesía: esa patria común

Después de varios días de haber regresado a Dallas en el estado de Texas, donde vivo actualmente, aún siento el esplendor de la poesía, los abrazos intensos, los ojos húmedos y fraternos de los poetas de San Diego y Tijuana, dos ciudades divididas por un muro de lata y de miseria; pero que tiemblan en un mismo beso, amanecen bajo una misma luz y asisten al amor en español, ese idioma trasplantado hace siglos a Nuestra América, que nos hace ver tan semejantes.

Mi amigo Iván tiene la culpa y la gloria de este encuentro, que en el principio sólo sería una visita a su apartamento californiano, para hablar de literatura, tomar vino juntos y recordar el comienzo de nuestra amistad, allá en las apacibles tierras de Carolina del Norte; pero Iván decidió compartir, con todos, mis –un tanto oxidados- conocimientos de poesía hispanoamericana, y así convocó a talleres, conversatorios y conferencias en ambas ciudades.

Durante esa semana del mes de febrero de 2010, tuve el privilegio de conocer a Alejandro y a Manlio Correa, quienes me pasearon por el centro de Tijuana y me mostraron la dimensión del espíritu de la capital. Aída Méndez, al frente de los proyectos Acanto y Laurel y Segundo Mundo, fue quien preparó, con suma entereza y callada entrega, el escenario de mis pláticas e hizo que me reuniera con los alumnos de la preparatoria federal “Lázaro Cárdenas”; las Lunitas, que me dieron de beber en sus manos (Haida, Sharon y Mónica) me llevaron a su magnífico programa radial Letras al Aire, que produce el escritor Adolfo Morales, y Olga García, con esa divina mezcla de talento y ternura, guió mis pasos en la Universidad Católica de San Diego para que hablara de poesía cubana, entre otros muchos felices avatares.

En este apretado viaje de emociones recolecté textos, de algunos de los poetas y poetisas presentes en mis charlas, que ahora quiero mostrar a ustedes, por parecerme de una cuidadosa voluntad literaria. Agobiado y agredido por el fenómeno de la frontera geográfica –que limitó más de una vez la asistencia de unos y otros a los eventos- no deseo realizar ninguna segmentación territorial, ni aclaración estilística, que pueda comprometer la unidad espiritual de estos creadores, difíciles de estudiar como grupos aislados. En ambos contextos nos encontramos con una poética ecléctica, en consonancia con los tonos más sobresalientes de la lírica en lengua española. Tenemos voces rebeldes y motivaciones acendradamente eróticas. Formas clásicas y versos blancos. Poesía conceptual, discursiva, intimista, de herencia neorromántica y coloquial.

Los poetas de San Diego y Tijuana conocen que las palabras forman las imágenes y las imágenes levantan la arquitectura barroca, neoclásica o contemporánea del poema. Ellos nos recuerdan que la poesía, como el lenguaje, es un sistema vivo y palpitante, que la literatura se inventa y se reescribe cada día, se dice, se comulga, se niega y se transita; que el amor es el hombre y que la libertad nace con el prodigio del poema.

Sea pues esta selección, el comienzo de una gran antología, de un estudio detenido y profundo sobre una poética esplendorosa, y terriblemente humana.

Doce poetas en la frontera de San Diego y Tijuana (1)

Atlcuaulo (2)

Para mi hijo Jason,
el de los dos remolinos.

La niebla silenciosa,
la circulación de lo invisible.

Los perfiles se desdibujan
rumbo a Tlalocan.
La sonaja de brumas,
el susurro de las hojas.
El gemir de los niños,
sus plegarias fulminadas.

Quebradas sus ánforas
los tlaloque allí van.
Del cielo color basalto
caen gotas verdigrises.

Se las traga insaciable
nuestra tierra, Tlalticpac.

La bruma
se desvanece
como un sueño.

Kimberly A. Eherenman

Desnuda

Es noche, cualquier noche, cualquier hora.
En medio de una tibieza lenta te despojas una a una de tus prendas. Desabotonas, recorres, deslizas.
No me miras, pero sabes que yo lo hago. Nada dices.
Poco a poco tu piel, antes oculta (quizá dormida) ilumina la penumbra de la habitación.
La luz de tu piel me esclaviza. Eres casi otra con tus hombros al aire enmarcando tu rostro.
Giras, entonces tu espalda es un lienzo en blanco, un desierto ardiente, un lenguaje sin descifrar. Tu cadera se delinea. Tus piernas aparecen.
Mientras te miro mis manos se inquietan. Mi propia piel se despierta de la anestesia del día.
En silencio acomodas, doblas, depositas u n a a u n a cada prenda con una lentitud
d e s e s p e r a n t e. Tu cuerpo libre de velos, de ataduras se transforma.
Miro ahora las partes de tu cuerpo que solo están desnudas, cuando tú lo estás, desnudas manos, desnudas tus mejillas, desnudos tus labios, tu cuello, tu pelo.
Desnuda eres el manantial azul que alimenta todas las aguas. No hay río, ni lluvia; no hay gota ni tormenta, que no broten de tu cuerpo.
Desnuda eres un bálsamo que silencia mis dolores del cuerpo y del alma. Tu piel sana mis heridas; cobijado por ella no hay pena ni ansiedad pasadas o futuras que me agobien.
Desnuda eres una noche para penetrarse, noche inmensa con dos estrellas polares, tu boca y tu sexo.
Desnuda eres el principio y el fin. Cuántas veces he muerto en medio de tu vientre para renacer en medio de tus brazos.
Desnuda tu boca es un ave en fuego.
Desnuda eres un campo abierto. Tierra bendita llena de olivos, almendras, vid y miel. Cuántas cosas pienso mirándote, mientras no me miras.
De pronto, pareciera que recuerdas que estoy ahí.
Nada dices mientras te acercas y finalmente te recuestas a mi lado.
Te miro, ahora, sólo ahora me miras. Me sabes, te sé.
Desnuda, desprovista de lo innecesario, eres una mujer.
Entonces… tu mano, tu rodilla, en fin… tu cuerpo…
Yo entiendo, y nada digo. Mientras tu cuerpo habla, mis palabras sobran.

Adolfo Morales

Diálogo

Incapaces de palabras
estamos.
El mismo intento de conservar
con un lago un pájaro,
el resultado es igual,
el júbilo y la paz.
El mismo fracaso de no entender la lengua de la lluvia
con el gozo de prevalecer en ella, fugaz.
Habita en el vapor del segundo
y nos evanecemos con ella.
Debo preocuparme por los vivos,
que los muertos se agarren a sus átomos de eternidad,
si quieren.
Pueden quedarse subrepticiamente entre nosotros
si quieren.
Yo me enjuago en el venero de tu respiración,
antes que se hagan voces de uso.
En la ventana de octubre
el grito puntiagudo de las espinas
aún aguarda sin el temblor albo de las azalias.
Tu gato, un búho de humo
interroga con la cola
suspendido en cualquier cuadro de luz.


Mario Martín Flores

Esta ciudad no es España

Esto no es España
ni voy hacia Granada
ni conozco la Carmona de mi abuelo
ni bailo sevillanas
aquí hay vientos de Santa Ana
me tumba la alergia y se me secan las manos
matan a los policías y a “los soplones” los cuelgan
de esta ciudad que no es España
tengo en casa mantones peinetas y abanicos
fotografías sepia y un familiar acento andaluz
ni unas tapas en las ramblas
ni una botella de vino tinto
ni genios como Picasso o Gaudí
en esta ciudad de exilio y tragafuegos
paladeo un caballito de tequila
mientras escucho a Chavela Vargas
e imagino que hay un Río que sí lleva agua
no miento si les digo que Pedro Almodóvar me espera
mientras preparo unos chilaquiles verdes
con crema La Suiza
me pide que sea una de sus chicas
en la próxima película yo respondo:
-joder tío, pero si es lo que siempre he deseado-
porque esta ciudad no es España
y está llena de putas igual que todas las demás
los dólares no los recogemos a paladas
hay grafitti en cada tres edificios
y en los cerros las llantas forman escaleras
porque aquí somos frontera de un país y no de dos
esta ciudad no es España.

Karina V. Balderrábano.

Historia sin final

Han pasado lunas y soles,
la lluvia ha mojado mi cuerpo,
el aire ha partido mis labios,
cien manos me han tocado,
el ritmo de mi andar ya no es el mismo,
el viento me viaja en un remolino imparable.
Te has quedado atrás.
Pero aún siento tus dedos
recorriendo la curva de mis caderas,
tus dientes marcando mis pezones,
tus labios quemándome la piel.
Tu recuerdo desboca ríos internos.
Eres la historia de mi carne,
eres el libro mil veces leído
aprendido de memoria,
línea por abrazo,
palabra por beso.
Eres mi historia sin final.

Sharon Vázquez

La ciudad que recorro
(Fragmento)

XXI

A veces con mirarte
escupo besos, rosas de sangre en el asfalto
de esas calles, si nuestras, tan lejanas.
A veces para hablarte
con los tacones chuecos trazo líneas fraternas
en las paredes sucias de las lomas
donde anida tu fauna.
A veces con nombrarte, ya te sufro, ciudad, te descascaro.

XXVIII

Zorro nocturno acechando las palabras
sabiendo que sólo el tiempo nos dará el silencio.
O. F. Contreras

¡Nos quedaron tan grande las palabras,
Ciudad!
Si dijimos amor resultó flirt;
cuando gritamos día nos bramaba la noche;
clamábamos por vida y el genocida aullaba;
cuando pensamos viaje los pies tejían raíces;
dije: ¡Somos lo mismo!
y el eco sin cosquillas reía alucinado.
Nos quedaron muy grande, ciudad,
las condenadas, las malditas palabras,
esas bestias sin amo.

Francisco Morales

Lo vi salir

Lo vi salir
con su guitarra y su mochila al hombro.
Lo vi salir –solo-
hasta perderse en el oscuro abrazo de la avenida.
Sí, lo vi salir desde el café de al lado
y preferí quedarme con la lluvia de su cuerpo
-marcada con hierro incandescente en mi memoria-
a la dolorosa despedida sobre una banqueta extraña.
Y no corrí a buscarlo
di otro trago a mi café de medianoche
mientras su espalda se esfumaba
-igual que nuestra historia-
en el silencio de una noche cualquiera.

Mónica Morales Rocha

Renuncio

No soy la que la gente normal desea,
por eso he llegado hasta aquí.
No soy la niña buena y obediente
que saldrá de blanco de casa de sus padres.
No quiero.
Renuncio al rol establecido.
Me rebelo.
Yo elijo:
a quién amar,
el color de mis zapatos,
la hora de salida,
a quién escuchar.
Desecho palabras cursis
-aunque te asustes cuando digo
que él es mi cochinada favorita-
Lo siento madre,
No cumplo con tu sueño dorado,
no soy ejemplo de buena conducta,
ni la hija que cualquier padre desea.

Lo sé.

Lo siento.
Pero no por mí, sino por ti.
Has de sufrir mucho
al ver como todo el entorno viste pureza
(aunque mentira sea)
Mientras yo no cruzo la pierna
como los buenos modales lo exigen.

Has de sufrir mucho
al verme vivir la vida que quiero
sin importar lo que piensen de mí.

Sí madre,
lo siento.
No quiero ir a misa,
ni rezar más padres nuestros.
Renuncio.
No quiero cargar con la moral de esta familia.

Hadia Farfán

Soneto

Perfecta entre tus senos la cesura
consonante la rima en tu cadera
si ti, yo cabo roto, estrofa hueca
ni un solo ripio afea tu cintura.

Ni una sílaba falta en tu hermosura
tu ritmo de alejandrinos me acelera
y ni en el hemistiquio se modera
mi amor que tras tus besos se apresura.

Mi más sonoro verso queda mudo
por ti me vuelvo pareado
por ti yo me encadeno en un terceto.

Por ti yo me encabalgo y me desnudo
ante el tuyo, mi pie queda quebrado
y al fin sólo por ti soy un soneto.


Teresa González Lee

Vida

en mis sueños te sueño
con ojos de bacteria y
dedos devorados por la lepra
te llamo poesía
matemáticas
náusea
te visto de sirena
de delfín
de plegarias
cada noche te sueño
como sueñan
el jabón las tijeras
el viento
te sueño
como sueñan los locos
como sueñan los peces
sobre las playas desiertas

Olga García

Visión de una gaviota

Caminando por la playa
me dirigí a una gaviota que descansaba y le pregunté:
Oye,
dime qué has mirado en las alturas.
Entonces la gaviota contempló ni frente y me dijo:
He visto niebla de madrugada
huyendo del ciclo celeste
soñolienta pendiente
avanzando hasta desaparecer
igual que las piedras del cielo.
He visto cómo muere la sombra
en manos de la aurora
y al alba declararse en los caminos.
He visto tardes en el mar
juegos de viento y aves
costas de oro que socavan mi alma
trenzas de agua, sal y vida
y la oceánica muerte de la espuma.
He visto olas de nubes
en los confines de la distancia
donde se desborda luz
de crepúsculos heridos
y la noche llama su tiempo imperdonable.
He visto noches de fulgor
lejanos antros
siluetas que dibujan las estrellas
madrugadas grises
como telones de la luna
diversos trajes de la lluvia
y a la capa del viento
amarrada a la distancia.
Con el don de mis alas
todo esto he contemplado.
Pero yo levanto el vuelo
en busca de mis ojos,
el resto es una coincidencia.

Jhonnatan Curiel

Zumbido

Intentando contemplar el tiempo, desalojo el universo en un abrir y cerrar de ojos.
Sin poner atención al zumbido de una melodía que me destierra,
me enciende los deseos exóticos de los cuales no puedo acariciar,
admirar, contemplar, mitificar…

Ese zumbido, casi un susurro…
Un zumbido que estribe en mis oídos con mutación de cañuela.
El origen de dicho zumbido es inconfundible ¿Será un ser viviente,
un componente imaginario, o algo consumido en la conciencia?

Me pregunto; pero el zumbido no contesta,
sólo sé que demuestra penetrar las barreras de mis neuronas cerebrales,
transformar una energía quimérica.
Mi personalidad, mi sentir, mi alegría.
Dicho susurro… Un parto concebido de un extremo a otro
es casi destrincante y sutil en habilidad.
Pero me sigo preguntando ¿De dónde surge?
Este zumbido no tiene nombre, no tiene significado, no tiene color…

Sólo sé que despierta mis más íntimas fantasías
y demuestra la constelación de la vida en un abrir y cerrar de ojos.


Reynaldo García, Jr.


(1)Los poemas dispuestos en esta selección están organizados de forma alfabética, según la primera letra de su título y fueron entregados por sus autores -en diferentes soportes de impresión- con la finalidad de esta antología, por lo que no deben ser reproducidos sin autorización previa.

(2) Atlcuaulo es el primer mes del calendario solar azteca. Durante este mes, los aztecas sacrificaban a sus niños en las cumbres de las montañas porque creían que sus lágrimas llegarían a Tlalocan, el paraíso de Tlaloc, el dios de la lluvia, y de los otros dioses que habitaban este cielo, los Tlaloque.


Pedro A. Assef
Dallas, Texas
Marzo de 2010

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