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Wednesday, July 28, 2010

Candidez entre Hadas y Centauros: una entrevista a Cándida Rodríguez en Misceláneas de Cuba


Candidez entre Hadas y Centauros

10-07-2010.

Julio César Soler Baró
Redactor de Misceláneas de Cuba

“Advenimiento” es la aceptación de la equivocación o la pérdida.
“Amaneciendo después del naufragio” la posibilidad del renacimiento.
“Canción para después” el desamor.
“El fin” la inutilidad del logro.
Cándida Rodríguez.

A finales de 1993, fue enviada por el Museo Nacional de Bellas Artes, sito en La Habana, Cuba, al Centro de Restauración y Conservación del Instituto de Bellas Artes de México, para ganar experiencia como restauradora de pintura de caballete. Culminada dicha empresa viajó a los Estados Unidos, en donde hoy reside, nuestra artista plástica invitada.

Cándida Rodríguez creció en un pueblo muy pequeño de la región central de la provincia Matanzas, llamado Güira de Macurijes, y curiosamente de pequeña no tenía interés en estudiar artes plásticas, a pesar de ser ella la responsable de decorar las libretas y murales del aula, en los grados de su primera enseñanza.

Cándida Rodríguez sólo aceptó ir a hacer los exámenes de ingreso a la escuela de arte con la esperanza de una vez dentro de la misma, tener más posibilidades de pasar a otra especialidad. Pero a medida que avanzaba el programa académico, revela Cándida Rodríguez, fue aumentando su interés. Y es esta la gran razón por la cual desde hace años, se encuentra nuestra invitada inmersa, en el trabajo artístico de creación y la enseñanza del dibujo y la pintura.

Cándida Rodríguez, cubana, nació en septiembre del 1959 y a los veinte años, es decir, en 1979, se graduó de la Escuela Nacional de Arte, en Cubanacán, luego de en 1975 haberlo hecho de la Escuela de Bellas Artes, en su natal provincia de Matanzas, Cuba.

Soledad es la primera palabra, soledad azul tenue, soledad necesitada, necesaria. El hombre y la dócil bestia, la mujer y el sueño que no se va, que sueña y ensueña. Domador de caballos y de hombres caballos. Sobre el lienzo, acrílico y errores aparentes. El sitio de la mancha o la mancha en su sitio, charco en donde el centauro olvida su mitad que no es de hombre aunque masculina.

Vocación, Universo y la soledad pública.

Son las primeras impresiones que del inconsciente me arranca la obra plástica de nuestra artista invitada, y el motivo origen de algunas preguntas no menos difíciles de formular.

Cándida, pregunté, por qué hadas y centauros. Y corto tiempo después, días, madres y festividades y añoranzas y por supuesto también tristezas, me respondió Cándida, con no menos aéreas palabras que alas y respiraciones en su obra.

- “Un día de expectativa corta, nos expresa Cándida Rodríguez, el trabajo definió a una hadita detenida por telas de arañas frente a una ventana abierta. Procedí a realizarlo en diferentes técnicas intentando lograr mejor lo que quería transmitir. La labor, como suele ocurrir, generó nuevas imágenes, motivó la intención de representar otros sentimientos y actitudes que tienen gestos y formas variadas. En cada uno de nosotros habita la ilusión y el instinto, el sueño y la fuerza, la melancolía y el poder, la ternura y el golpe.”

- ¿Pero por qué a las hadas, en su obra, pregunté a Cándida, se las asocia con la ilusión y a los cascos del centauro con el instinto? Pensando yo en lo ambiguo del concepto de lo masculino y lo femenino, en el principio de la “performatividad”, en la protesta Queer, en los fatalismos del lenguaje y en Jacques Derrida.

- “Porque con esa intención los represento, fue la respuesta clarísima de Cándida a mi pregunta. Desde la antigüedad - continuó nuestra artista invitada - muchos artistas han utilizado la imagen de la mujer con alas, alas de mariposa o de plumas, por sentido idílico o religioso. Para mi trabajo escogí las de libélula, pero cada imagen transmite la intención de su autor. En mi pintura las alas representan la ilusión porque dan idea de vuelo, sueño, de lo etéreo, de lo que se eleva, de ternura y delicadeza y cuando caen, de lo contrario como por ejemplo, la decepción, el temor. Los cascos del centauro son partes de un animal sin sentimiento y juicio, duros, protegen de las espinas y de las piedras, dejan huellas, son fuertes, marcan. Esa es para mí la dualidad y los matices de la condición humana.”
-
Siguiendo la línea de mi pregunta anterior y consciente de que la postmodernidad sin embargo exige cierta precisión en medio del caos cuestionador que propone, agregué: ¿Por qué la mujer o lo femenino, Cándida, es un hada y lo masculino o el hombre un centauro? ¿No podría ser a la inversa? Era mi pregunta de fondo.

- “No son representaciones establecidas por mí, enfatizo o varío lecturas conocidas, utilizo símbolos creados desde muchísimo tiempo atrás. – Respondió la artista, que continuó diciendo: Pero las características de las hadas pueden también encontrarse en los centauros y viceversa porque en definitiva juntos representan la condición humana. En ambos puede haber ternura y fuerza, anhelo y derrota. No me preocupa la sencillez o estereotipo de la relación mujer-hada o centauro-hombre porque se da abundante en la realidad aunque hayan conceptos actuales que derriben esos límites, condiciones que lo anulen. Para mí son apoyo, referencia, puntos de partida.”

- ¿Considera usted que lo ambiguo del postmodernismo, de manera activa, premeditada, asiste su obra? Fue mi más próxima interrogante a la propuesta gráfica de Cándida, para mí como espectador sin dudas una propuesta nacida, también en el árbol rebelde de la Postmodernidad.

- (…) “En el postmodernismo queda claro el derecho a todo, es decir, libertad total.- Respondió Cándida Rodríguez, de manera casi inmediata a mi interrogante, para luego continuar agregando que: Visualmente al pintor postmodernista se le asocia con la yuxtaposición de imágenes de diferentes estilos, pastiche, repetición, copia, experimentación y expresión sin ataduras, siendo esta última la actitud con la que más me asocio. Combino técnicas, no imágenes. Cuento la historia que me emociona o preocupa, no quiero vínculos con ninguna cruzada ni metarrelatos.

- Me identifico con el sentir y la actitud representativa del postmodernismo sin asumir en mi trabajo los parámetros formales que lo caracterizan, por eso de manera activa pienso, que lo ambiguo de este no asiste de manera premeditada mi obra.”

¿Se considera usted una pintora expresionista, en el rígido sentido del término en la plástica? Pregunté a Cándida tras observar el peso del color en la imagen difusa, resistente, pasiva y fuerte de centauros y hadas haciendo el amor derretidos desde afuera hacia adentro, y proponiéndonos entonces un tercer sentimiento. La soledad.

- “¿Puede serse expresionista a tanta distancia de la época en que existió ese movimiento? Utilizo en algunos casos pinceladas gestuales o atmósferas propias del expresionismo al igual que soluciones heredadas de otros movimientos. En realidad no me considero expresionista ni representativa de ningún movimiento artístico específico. No trabajo en base a ninguna regla, condición o postulado. ¿A qué pudiera relacionárseme más? Yo diría que a la denominación de pintora anecdótica y bidimensional porque ilustro mis propias historias en el formato clásico plano de alto por ancho. Cualquier otra disquisición se lo dejo a especialistas.”

- A la obligada pregunta sobre qué técnicas y materiales suele utilizar nuestra artista plástica invitada en sus trabajos, sus olores preferidos y por qué; nos responde ella lo siguiente:

- “Por lo general utilizo técnica mixta tanto en procedimiento como en los materiales que empleo. Gesto y procedo superponiendo, alternando dibujo y color en transparencias o empastados, aplicando y esgrafiando. Los materiales más recurrentes en mi trabajo son carboncillo, tinta, óleo y acrílico. No tengo colores preferidos, pero me encantan las gamas de grises por complementarios, específicamente rojo y verde, quizás porque me permite resaltar esas emociones opuestas que quiero representar.”

- Y sin más nuestro ducho lector, sólo nos queda incitarles a pasa a nuestra miscelánea galería de arte y degustar la magnífica expresión de Cándida Rodríguez, nuestra artista invitada.

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Nota: El artículo anterior fue publicado en la sección Editorial del No. 2, Año VI, Marzo - Abril de 2010, de Misceláneas de Cuba, Revista de Asignaturas Cubanas.


Foto de Lapitu

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