Fotos de Karin Aldrey
Cómo comienzan las mejores historias….
Esa es una buena pregunta para empezar,lo que en pocas palabras sérá la
introduccion a una lectura de poemas. A decir verdad,yo que me precio de ser un
hombre ,cuya memoria es decentemente robusta, no puedo recordar cómo conocí a
Aymara Aymerich, no puedo recordar si leí primero uno de sus poemas o si le vi
por primera vez en algún sitio con su pelo rojo y sus pecas inmensamente
seductoras,aparecer desde aquel nombre que ya se pronunciaba con asombro entre
quienes,con absoluta integridad,vivíamos para construir la joven poesia en una
isla rodeada por Dios en todas partes.
Entre mis obseciones está la de enfrentar al poeta físico con sus torpezas
o sus proezas cotidianas,ver pasar frente a mí como una película,esas maneras en
las que los poetas desdicen sus intrincados laberintos en comportamientos como
hilo sin madeja; desde esta observación tal vez nació mi pasión definitiva por
la poética de esta mujer que ya es un puerto irremediable para los buscadores de
oro en ese país que,cual casa de muchos, alberga el inventario de una
contundente poesia cubana.
Aymara Aymerich escribe como quien sabe que para las palabras hay un
basurero futuro, las selecciona con tal pulcritud que me recuerda aquellas
fresas que cosechamos en nuestra juventud y que nos prohibieron llevarnos a la
boca so pena de expulsión de aquellos paraísos que luego convirtiéranse en una
masa amorfa con la que moldeamos insipientes visiones devenidas en obseción y en
fuga.
La poesia fue un pedregal para nosotros,un atajo,una frontera,un barco,una
triste noticia,pero entre todos esos monstruos siempre he preferido el acertijo
de las pocas palabras,el lenguaje de la extrañeza,el filo cercenante de quien
habiendo parido hijos duplica ese dolor en la insensate angustia de revelar lo
imprescindible,de hacer valer lo agónico y de entablar unba conversación ,no con
otra mujer,sino con ella misma y reconocer que "dos tristezas no equivalen a una sola¨.
Desde que empezé a escribir estas palabras me he estado preguntando de qué
manera entroncarían con una muerte,una muerte reciente y enemiga,una muerte para
la que no se ha escrito una respuesta. Ahora lo sé. A Heriberto Hernandez
Medina,nuestro poeta recién ido,nuestro amigo de paladares lúcidos,le habría
gustado escribir para esta noche,primero porque admiraba profundamente la poesia
de Aymara Aymerich y luego porque apreciaba ser testigo de lo que prometía ser
recordado mañana. Estas,mis palabras, también son para él,o mejor dicho,desde él
hacia Aymara Aymerich quien como despedida podría recordarle que "todos somos gente en desventaja¨ o tal vez que ¨Ceremonia es la misericordia¨.Hoy estamos aquí, mañana en cualquier parte,pero mientras se van los unos y
aguardamos los otros, quizás la poesia resulte el equilibrio ,quizás estos
momentos sean la resistencia de quienes,obsecados en el mal vivir,buscamos por
encima del agua,como peces de oro,a quién cumplir un sueño.
Esta vez ,el pez es Aymara Aymerich,pidámosle el deseo; que nuestra sed le
sea "tan común,tan necesariamente cotidiana¨.
Juan Carlos Valls, Miami, Abril 2012
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