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- Manny Lopez
- Welcome to my blog! Sometimes, I write in Spanish, others in English, but basically this is my daily diary of sorts. Los invito a mi blog, que es como un diário de mis eventos y escritos que a veces son en español, y a veces en inglés...
Friday, January 22, 2010
La mujer del Güije por Armando de Armas
La mujer del Güije
(Martí Noticias, A. de Armas) - Elvira de las Casas, Cienfuegos, Cuba, en 1955. Graduada de Lengua y Literatura Alemanas en la Universidad de La Habana. Vive en la ciudad de Fort Lee, New Jersey. Trabaja como directora editorial de la revista ¡Mira! en Nueva York. Ha expuesto sus dibujos en varias muestras colectivas en España y Estados Unidos. Su primera muestra personal se exhibe en Zu Galería Fine Arts, de la ciudad de Miami.
Con motivo de esta muestra titulada La mujer del güije, Armando de Armas realizó la siguiente entrevista a Elvira de las Casas para MartiNoticias.
MN. ¿Es usted una narradora que pinta o una pintora que narra?
EC. Trato de narrar con mis dibujos, no con palabras. Escribir es, para mí, un proceso creativo muy exigente. No es posible escribir una narración mientras se piensa en otras cosas. En cambio, mientras yo dibujo, me vienen mil cosas a la mente, y a medida que desarrollo una idea en mi cabeza, van surgiendo imágenes de mi pluma. Nunca hago bocetos, mi obra se basa en una especie de automatismo psíquico, pues cuando me enfrento al papel en blanco, nunca sé lo que voy a dibujar. Cuando me comentan que tengo mucha paciencia, soy la primera en sorprenderme. Difícilmente haya en el mundo una persona más impaciente que yo. No se trata de paciencia, sino de concentración. Mis dibujos son un ejercicio de concentración. Y de mucha fantasía. Trabajo editando una revista semanal, de modo que siempre tengo un estrés espantoso. Después de 10 ó 12 horas editando páginas y lidiando con todos los problemas que se presentan a diario en una redacción -y tú sabes a qué me refiero-, lo único que me relaja es pasarme un par de horas dibujando. Entonces puedo acostarme y dormir como un bebé. O como un güije. De modo que, contestando tu pregunta, podría decir que soy narradora, o más bien periodista, de profesión, y pintora por vocación.
MN. Para nuestros lectores no iniciados en el polidemonismo isleño: ¿Qué es un güije?
EC. Los campesinos de la antigua provincia de Las Villas lo describen, o lo describían, porque yo creo que ese hombre que manda en la isla hasta a los güijes los ha exterminado, como un negrito de corta estatura, cabeza grande y dientes afilados, que vivía en los ríos, lagunas y cualquier sitio donde hubiera agua dulce. Era -¿o es?- un personaje sumamente juguetón y travieso, cuya máxima diversión consistía en asustar a los jinetes que se aventuraban a atravesar un río de noche, espantando al caballo y provocando ataques de pánico en la oscuridad. Me gustaría pensar que aún quedan algunos por allá, en las lomas del Escambray, aunque no me sorprendería encontrarme por acá con alguno. Si tantos cubanos estamos de este lado del charco, ¿quién puede asegurar que no haya güijes exiliados?
MN. ¿Ha tenido alguna experiencia real con güijes?
EC. Conozco gente más fea que cualquier güije. Pero no, no he visto ninguno de cerca, aunque mi cabeza está llena de ellos. De niña mi madre nos entretenía a mis hermanas y a mí contándonos las historias de güijes que escuchaba en el campo, porque ella era maestra rural. Y aunque sabía que de noche me iba a costar trabajo dormir después de tanto cuento espeluznante, siempre me quedaba oyendo hasta el final.
MN. Una pregunta en el orden de las discusiones bizantinas: ¿Cuál es el sexo de los güijes? EC. Los güijes, a diferencia de los ángeles, sí tienen sexo. Suelen ser machos, parranderos y jodedores. Pero detrás de todo güije que se respete, tiene que haber una mujer. Sólo que, con tanto machismo que hay en el mundo, y Cuba no es la excepción, a nadie se le ha ocurrido escribirle un solo cuento ni dedicarle un solo cuadro a la mujer del güije. Injusticia que yo, modestamente, me he dedicado a reparar, dedicándoles mis plumillas.
MN. Y en ese mismo orden: ¿Cuántos güijes caben en una cañada?
EC. Depende de cómo se lleven entre ellos. De los güijes se puede decir lo mismo que de los cubanos en general: lo único que no se les puede perdonar es que sean pesaos. Si son vaciladores, siempre cabe uno más.
MN. ¿Quién es entonces la mujer del güije?
EC. Te la voy a describir: tiene algas, peces, caracoles y enredaderas en el cabello; labios gruesos, ojos grandes y curvas acentuadas. Una mulatona desafiante y lista como ella sola, pues le hace creer al güije que él es el que lleva los pantalones, pero al final ella hace lo que le da la gana. Cualquier parecido con la vida real es pura coincidencia.
MN. ¿Conoció a ese loco sublime que fue Samuel Feijoo? ¿Le debe algo como artista a Feijoo?
EC. Yo crecí escuchando de boca de mi tío abuelo las anécdotas de su juventud, cuando Feijoo escandalizaba a la conservadora sociedad de entonces con sus "extravagancias". Recuerdo haberle oído decir que en invierno, cuando todos se encerraban temprano en sus casas, Feijoo se sentaba en un banco del Prado a comerse una manzana a medianoche. Cuando yo lo conocí ya era bastante mayor, pero muy simpático y sobre todo, impredecible. Nadie sabía lo que se le podía ocurrir cuando le presentaban a alguien. El vio mis primeros dibujos, se los hice llegar a través de Ramón Rodríguez, un dibujante de Santa Clara que pertenecía al grupo de dibujantes de Las Villas, artistas espontáneos a los que Feijoo guiaba para que crearan su obra. Recuerdo que a él le gustó mucho un dibujo mío que era una figura parecida a un cangrejo, y me la pidió para publicarla en la revista Signos, que él dirigía. Pero yo era muy joven, apenas tenía 15 ó 16 años, y no quise desprenderme del dibujo. Hoy en día me pesa muchísimo no habérselo dado y no haber tenido una relación más cercana con él. Obviamente mis dibujos tienen una gran relación con aquel movimiento de dibujantes de Las Villas, sobre todo con la obra de Benjamín Duarte, otro artista cienfueguero.
MN. ¿Cómo logra tanto con tan poco, es decir, cómo crea esos mundos trascendentes, misteriosos y milimétricos con apenas tinta en blanco y negro?
EC. ¿Cómo te las arreglas tú para escribir una novela de cientos de páginas? Creo que es un don con el cual se nace, llámese talento, imaginación, disposición artística, vocación o como le quieran llamar. Yo simplemente me dejo sorprender con las formas que surgen de mis trazos. Cuando un dibujo no me sorprende, lo rompo y dejo de dibujar por una semana. Mi sexto sentido me avisa de cuándo vale la pena comenzar otra vez.
MN. ¿Hasta cuando estará su exposición personal en Zu Galería Fine Arts acá en Miami?
EC. Hasta el 2 de febrero.
MN. ¿Algún proyecto, plástico o literario, en el que trabaje actualmente?
EC. Estoy comenzando a usar el color, algo que no me había atraído hasta ahora. Espero presentar algo completamente diferente en mi próxima exposición, aunque no pienso dejar de dibujar en blanco y negro. Además, quiero escribir unos cuentos con el tema del güije exiliado. Sin duda el güije tiene mucha tela de donde cortar.
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