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Welcome to my blog! Sometimes, I write in Spanish, others in English, but basically this is my daily diary of sorts. Los invito a mi blog, que es como un diário de mis eventos y escritos que a veces son en español, y a veces en inglés...

Monday, December 7, 2009

Armando de Armas: Ana Cabrera Vivanco, Cuba y Las horas del alma


Ana Cabrera Vivanco, Cuba y Las horas del alma
por Armando de Armas para Radio y TV Marti.

Ana Cabrera Vivanco. Nacida en La Habana, Cuba, vive exiliada en España desde el año 2002. Es periodista y escritora. Publicó en Cuba, La voz del silencio, biografía de la escritora cubana Dulce María Loynaz, presidenta de la Academia Cubana de la Lengua y Premio Miguel de Cervantes de Literatura de 1992.

En su segunda novela, Las horas del alma, publicada por el importante sello Grijalbo, del grupo Random House Mondadori, Cabrera Vivanco nos sumerge en la historia de dos familias cubanas unidas durante varias generaciones por el amor, la pasión y la ambición, un relato de largo aliento con personajes inolvidables. La historia recorre cien años de amor, deseos ocultos, secretos y pérdidas irreparables.

Con motivo de la presentación de las Las horas del alma durante la pasada Feria Internacional del Libro de Miami, Armando de Armas realizó la siguiente entrevista a Ana Cabrera Vivanco para MartiNoticias.

MN. ¿Cómo es vivir exiliado en Tarragona?

AC. Yo soy de las que piensan que los cubanos más que exiliados, somos desterrados. Es desterrado el término que creo nos define mejor en esa diáspora de peregrinos dispersos por el mundo. En ningún país civilizado se concibe que un ciudadano que conserva su nacionalidad, se vea obligado a pedir permiso de entrada o salida de su país. Cuando converso con la prensa aquí en España, les cuesta creer que esta negativa vaya más allá de la política o más bien que la política se no imponga en todos los sentidos y variantes de nuestra vida: Si a un brasileño, a un argentino, o a británico, le dijeran que Ronaldiño, Maradonna, Beckam, o cualquiera de sus estrellas de fútbol son traidores, desertores, apátridas o Judas Iscariotes, por jugar para un equipo de liga en el extranjero, se echarían a reír en nuestras narices. Cuesta entonces creer, que nuestras estrellas del béisbol, voleibol, nuestros músicos, artistas e intelectuales se les considere desertores y se les niegue incluso la entrada a su patria no ya para dar un concierto, presentar un libro o jugar béisbol en la liga nacional, sino que ni siquiera se les permita asistir al entierro de sus seres más querido.

Por eso pienso que la palabra "exilio" no abarca nuestra tragedia en toda su totalidad, somos seres desterrados, a los que despojan desde los clavos de la casa donde viviste hasta la cama donde dormiste todos tus mejores sueños y tus peores pesadillas. La cama donde te correspondía morir tal vez rodeado de esos hijos y nietos que partieron o quedaron y que sabes que no podrás volver a ver hasta Dios sabe cuando. Para mi fue difícil aceptarme como una desterrada. Tres años y medio sola en Tarragona tratando de ganarme el pan nuestro de cada día para poderme traer a mi marido y a mi hija, con la incertidumbre de que los tomaran de rehenes, fue desgarrador, pero Tarragona es una ciudad que engancha, que se hace querer.

Los catalanes siendo yo una ajena me abrieron su corazón, me ayudaron y sostuvieron espiritualmente en los peores momentos. Ahora que tengo conmigo a mi hija y mi esposo de 38 años de matrimonio, la familia ha crecido porque ya existía a su llegada una madre y unos hermanos catalanes y una ciudad rodeada de ruinas romanas a orillas del mediterráneo que siento como mi segunda patria.

MN. ¿Conoció personalmente a la escritora Dulce María Loynaz del Castillo? ¿Cómo la conoció? Cuente un poco a nuestros lectores acerca de ella.

AC. Conocer a Dulce María Loynaz ha sido uno de los mayores regalos que agradezco a Dios y a la vida. Llegué a su casa con un ensayo sobre la poetisa uruguaya Delmira Agustini, titulado "Delmira Agustini, El Misterio de la Sacerdotisa de Eros". Se lo mostré y lo aceptó, no creo necesario repetir ahora los elogios que tuvo para mi libro, basta decir que el espíritu de la genial Delmira, me abrió las puertas de la casona del Vedado, y consiguió el milagro de que Dulce aceptara que trabajáramos juntas en lo que fue su biografía novelada "La Voz del Silencio" que se publicó en Cuba en diciembre del 2000, convirtiéndose inesperadamente en un boom editorial al punto de que fue contratada por Canarias donde asistí a la presentación no sólo de una segunda edición de esta biografía sino invitada a participar como biógrafa en la jornada homenaje por el centenario de nuestra premio Cervantes, y ya no hubo vuelta atrás. "La Voz del Silencio" fue mi carta de libertad.

Mi relación con Dulce María fue maravillosa, el trabajo del libro y la seriedad profesional que requería nos impuso de algún modo ser abiertas y sinceras en el trato, luego vino la empatía, una empatía muy fuera de lo común que nos tomó desprevenidas como una especie de magia o sortilegio, y más tarde llegó definitivamente la amistad, la que nos mantuvo atadas hasta el último día de su vida. Recuerdo que me decía: "le advierto, Ana, que por usted empeñarse en meterse tanto en mi piel, el día que yo me muera, mi presencia la va a perseguir como un fantasma. Te puedo a asegurar que ha cumplido su palabra. Aunque yo haya partido a otra tierra y ella remontado el vuelo a la eternidad. Ha estado siempre conmigo, rozándome con sus alas.

MN. Su novela Las horas del alma es la saga de una familia cubana a lo largo del siglo XX. ¿Cómo logra eludir los demonios de la furia y el dolor al abordar el tema de la separación y desintegración de la familia en el último medio siglo de la isla, dado que es algo tan cercano a su biografía?

AC. El mayor reto fue precisamente ese: Sacarme yo misma de la novela como personaje, porque ese personaje que era mi voz narradora estaba transitando sus propias angustias existenciales y las vivencias cotidianas de su familia y mi Cuba. Ahí tuve a bien recoger los consejos de Dulce, "las novelas necesitan sangre, pero no escriba sus heridas, deje que sean sus personajes y no usted los que exorcicen sus demonios de la rabia. Para hacer arte hay que elevarse y hay que poner sangre, alma y piel, pero nunca hiel ni rabia. Recuerdo que yo me pasaba horas a solas con mi hoja en blanco, lloraba hasta deshidratarme, hacía catarsis hablando con los demonios del cuerpo y luego los echaba fuera y los ponía en el alma, en la sangre y en la piel de esas familias cubanas: Los Monteagudo y Los Falcón que habían vivido sus propios desarraigos, las pérdidas de los hijos desaparecidos bajo el mar, las separaciones familiares.

Era el dolor de todos nosotros de millones de cubanos: los de adentro y los de afuera y yo no era más que un ser neutro que había caído en trance para dar voz al dolor de los protagonistas que describían sus dolencias y vicisitudes cotidianas, sus sueños y desengaños, sus frustraciones, el daño irreparable que un sistema político totalitario y dictatorial ha hecho a la familia cubana.

MN. La aparición del espíritu de una niña muerta, agorera de las buenas noticias, en su novela Las horas del alma, es una concesión al realismo mágico o, por el contrario, expresión fiel de la realidad que abarcaría más allá de la tercera dimensión?

AC. Creo que en el personaje de Cándida , el espíritu de la niña muerta que aparece como un ángel agorero de buenas noticias, hay desde luego algo de esa huella de realismo mágico que de alguna manera heredamos de los grandes maestros de la narrativa latinoamericana, pero más que todo, siempre respondo lo mismo: ¿Se concibe una novela cubana sin aparecidos, o fantasmas, o güijes que salen de los pozos? Nací en un pueblo de las afueras de La Habana. San Antonio de los Baños (el Río Hondo de Las Horas del Alma) Un pueblo que como todo los pueblos estaba preñado de historias de aparecidos contadas por nuestros abuelos. Nací y crecí oyendo cuentos de fantasmas, los fantasmas me hablan siempre al oído, y definitivamente tengo que agradecer a estas presencias fantasmales, el ángel de la creación.

MN. ¿Cómo le fue en la Feria Internacional del Libro de Miami?

AC. Para mi la Feria de Miami fue una experiencia maravillosa. El contacto con el público, los autores, y más que todo los lectores fue para mi entrañable. El contacto con la prensa fue bastante breve, casi nulo en mi caso. Pero me sentí muy arropada por el público, mi público, los desterrados o exiliados como prefieras llamarles, y ese público es el espejo de mis personajes, se ven y encuentran en Las Horas de sus propias almas, y son los lectores quienes tienen siempre la última palabra, los que hacen que tu esfuerzo y años nalgas hayan valido la pena, los que te colman de emoción y te recompensan de las espaldas adoloridas sacrificadas al altar de la creación y al sacerdocio de un oficio donde los recelos y las horas de navegar en solitario ponen en juego la fe en ti mismo y a prueba la voluntad, la paciencia y la perseverancia. Si a eso le sumas que mi novela ha servido para reunir del lado de allá a toda la familia que hacía más de tres décadas no veían las pupila de esta autora... qué más puedo pedir para sentirme plena y realizada.

MN. ¿Es cierto que Miami es la Cuba posible o es sólo una exageración?

AC. La Madre Cuba, para mí es un recuerdo irrepetible. La Habana de los años 50 es única para mí, y la llevo en mi piel y en mis entrañas como llevo a la madre que perdí cuando quedé huérfana a los seis años de edad. Pero no creo que pueda verlas resucitadas en ninguna otra parte. Es triste, pero lo siento así y así las veo a las dos en la retina del alma.

MN. ¿Cuál es su próximo proyecto literario?

AC. Mi nuevo proyecto literario está ya en camino de edición. Se titula Las Cien Voces del Diablo y ha sido contratada también por el sello Grijalbo de la Random House Mondadori para salir el año 2010. Por otro lado Las Horas del Alma sigue con buen tirón. Ha sido seleccionada para ser reeditada por el Club del Círculo de lectores en toda España, y contratada por una editorial de Belgrado para ser traducida al serbio. Ahora estoy inmersa en los editing de mi segunda criatura y siguiendo los pasos de Las Horas, y bueno desesperada por tener una tregua para tomar aliento y sumergirme en los mares profundos de una próxima novela.

MN. ¿Cómo se relacionan a su entender libertad y literatura?

AC. Libertad y literatura son dos seres indisolubles. Yo no sabría diferenciarlos. El autor de alguna manera es como un actor que se mete en la piel de sus personajes, los actores los llevan al teatro, al cine, nosotros al papel, a las teclas del ordenador (ahora que ya escribo en ordenador y no necesito ya hacerlo con una pluma Parker cargada con Mercurocromo) Imagínate en la piel y en la mente de un sicópata que sea tu personaje central. ¿Puedes ponerte a andar con remilgos o ponerle barreras a las expresiones o cohibirte en la manera en que va a actuar, hablar, conducir sus acciones??? Si no eres libre de hacerlo, de expresarte, cómo hacer literatura??? Podrás escribir lo que quieras, pero nunca harás eso que Dulce María Loynaz, concebía y llamaba :Arte.

MN. ¿Regresaría a vivir a una Cuba libre?

AC. Para mí esa Cuba libre, es un sueño a largo plazo. No estoy ya en edad de trazarme sueños prolongados en el tiempo y tampoco podría decirte si me alcanzará la vida para ver ese sueño hecho realidad. Sin embargo es el más grande y bello de mis sueños....

Foto de Marta Ramos

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